jueves, 23 de julio de 2009

Editorial 10

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

El periodista entrevista a un famoso Sociólogo:
Zygmunt Bauman. * Autor de varios libros. Entre ellos “El Amor líquido”.
También “Múltiples culturas, una sola humanidad”. “El arte de la vida”.


El periodista pregunta.
“Hay escenas comunes en Ciudad de México, San Pablo, Buenos Aires,
De un lado villas miserias, del otro barrios cerrados.
Pobres de un lado, ricos del otro.
¿Quiénes quedan en el medio?”

El escritor, nacido en Polonia, contesta:
“¿Por qué se limita a las ciudades latinoamericanas?
La misma tendencia prevalece en todos los continentes”

Bauman continúa la entrevista
narrando el gran drama de los refugiados:
Miles, quizás millones
de personas desplazadas.

Denuncia algo que todos conocemos:
En los países auto-designados desarrollados,
los no nativos son rechazados.
Se los esconde.
En vez de inmigrantes se los llama ilegales.
Se aprueban legislaciones nefastas,
(Tal el caso reciente de Italia)
Y se levantan distintos tipos de cárceles para combatirlos.
Sólo en Inglaterra hay unas diez…


La pregunta es: ¿Cuál es el delito que cometieron?
La respuesta:
Sólo intentar tener una vida un poco más digna,
Aún a costa del destierro y el desarraigo,
que no es un precio muy bajo que deben pagar.

En épocas en las que deberíamos acercarnos
y unirnos los seres humanos,
Se siguen erigiendo muros para dividir. Para someter. Para aislar.

Es conocido lo que ocurre en muchos lugares de Europa
donde los latinoamericanos
somos considerados ciudadanos de segunda
y denominados despectivamente, sudacas.

A los latinoamericanos, y en especial a los argentinos,
nos duele sobremanera la actitud de Italia y España
que envían al canasto de los desperdicios,
todo lo que Latinoamérica hizo
al cobijar a sus ciudadanos y ciudadanas
cuando lo necesitaron.

Los países europeos avanzaron en el reconocimiento mutuo.
Crearon el Mercado Común Europeo.
Sin embargo, la solidaridad termina en sus fronteras.
Los otros y otras son solamente ellos y ellas,
los del viejo continente.
Pareciera que los habitantes de países no europeos,
no perteneciéramos a la misma especie humana.

¿Por qué lo hacen?
Para defender sus empleos.
Por su bienestar.

Excusas. Umbrales y depósitos de la mentira.
Dicen que por seguridad.


Pero… la seguridad, el trabajo y el bienestar…

¿Son un patrimonio exclusivo
al que sólo tienen derecho a aspirar
los habitantes de los países más poderosos?

Sus antecesores lucharon por la libertad.
Ahora se la dejan recortar o la comercian.

Sus antepasados pelearon por la igualdad.
Ahora la desprecian.

No les conviene a sus intereses egoístas y mezquinos.

Pero no sólo en el exterior está el problema
También hay que mirar hacia adentro.

Como en el caso de la entrevista que mencionamos anteriormente,
donde el periodista pregunta sobre ciudades latinoamericanas
como si fuera el único lugar donde hay desigualdades
y desprecio por el prójimo.

El periodista, ¿Por qué hace lo que hace?

Tal vez por el síndrome colonizador.
Aquella marca perpetrada
cuando los llamados “Colonizadores de América”,
llevaron a un aborígen a Europa,
porque querían comprobar si era humano.


¿Por qué ocurren estas situaciones?

Pareciéramos avanzar en conquistas de respeto.
De derechos humanos.
De consideración por la persona tal como es.
Sin etiquetas.

Pero luego se retrocede.
Recordando los derechos propios e ignorando los ajenos.
Olvidando lo humano.
Desterrando la bondad y la solidaridad.
Reforzando esa nefasta idea de que todo sigue igual.
Que nada cambia.
O mejor dicho, que cada vez estamos peor como planeta.
Sin equilibrio.
Con una minoría cada vez más rica
y una mayoría cada vez más pobre.
No es ésta la llamada “civilización”
a la que todos debemos apostar.

Tal vez se tiene miedo de crecer.
Crecer como seres humanos.
Nos invade el terror.
Entonces levantamos paredes.
Muros.
El miedo no permite pensar.
El miedo aisla.
El miedo elimina la memoria.
El miedo paraliza.

Pensemos,
Unámonos,
Recordemos,
Avancemos…

…Siguiendo aquellas palabras de Jesús,
Que cuando estaba siendo crucificado,
se dirigió a Dios diciendo:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

¡Cuántas cosas hacemos
Sin saber por qué las hacemos!
Y perdemos el beneficio
de vivir plenamente, como vivió Jesús.

Perdonemos a los demás
y perdonémonos a nosotros mismos,
por todas aquellas cosas que hacemos sin saber por qué.


PIENSO LUEGO EXISTO
escribió René Descartes en el año 1633
y si existir significa vivir…

¿Qué tal si tomamos coraje
De una vez por todas,
Y nos atrevemos a vivir
como decimos que deberíamos hacerlo?

Si el pensamiento nos diferencia de los animales,
Es hora de hacerlo valer y darle una mejor utilidad:
Pensemos…

Si lo hacemos en compañía… mucho mejor.
PENSEMOS JUNTOS LA VIDA

Cortina.

Te cuento que todos los domingos a las 18 hs…
nos reunimos en la Iglesia Metodista Central
de Belgrano al 300, acá en Bahía Blanca.
Si tenés ganas, Acercate y conocenos.
Sin miedo.
Hay un espacio para compartir con vos
Y para que… Pensemos juntos la vida

Y si en cualquier otro día de la semana
necesitás conversar y que alguien te escuche
Te esperamos allí en ese mismo lugar:
Belgrano 355
con los oídos y los brazos abiertos,
y el corazón de par en par.

Anibal Sicardi
Correcciones Rubén Ash
23 de julio de 2009

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