jueves, 27 de agosto de 2009

Editorial 15

Posta del Día:

El tiempo de un museo siempre es el presente.
Y para entender la complejidad del presente hay que favorecer una percepción también compleja del pasado”

Afirmación de Sergio Raimondi, poeta, bahiense, Director del Museo del Puerto, de Ingeniero White.


La historia viviente.

La Ñ es una discutida letra del abecedario, pero también es el nombre de una muy buena revista cultural editada por el Diario El Clarín.
Sale los sábados. Cuesta sólo un peso con cincuenta. No necesita comprar el diario.

En su última edición, la del sábado 22 de agosto, se publicó un suplemento sobre Ingeniero White
“Intrusos en el puerto” es la nota firmada por Agustín Scarpelli con fotos de Daniel Rodríguez.

La descripción del actual puerto whitense se inserta en la historia del pasado vista desde la óptica de las luchas obreras.
Con justicia se rescata el rol del anarquismo.

Del actual director del Museo del Puerto, el poeta Sergio Raimondi, se cita su opinión sobre el significado del Museo, que utilizamos hoy como la posta del día de nuestro programa “Pensemos Juntos la Vida”

Raimondi sostiene que la mirada de “la complejidad del presente”
hay que favorecerla con “una percepción también compleja del pasado”
Así que un museo es siempre presente y no una mera colección de cosas antiguas.

En esa muestra de la historia del Puerto de White hay una antigua cocina a leña.
Se celebra el significado del comer. Todo un rito para el ser humano argentino imbuido de sus ancestros inmigrantes.

Cada domingo una comunidad, de distinto origen nacional, inunda el comedor del Museo con sus aromas de diversos gustos alimenticios acompañados con las notas de sus músicas y las danzas de sus bailes.

La historia de hoy, engarzada en el pasado, mediante la presencia de sus actores y actrices, las personas.

El rescate de la diversidad de la vida en el momento de la comida,
porque, como dice el autor de la nota, Agustín Scarpelli,
“hablar de comida es hablar de mercado”

Es notable encontrarnos con esta publicación a pocos días de iniciarse setiembre, considerado el Mes de la Biblia,
porque el denominado Libro de los Libros habla de la historia y no de otra cosa.

Es habitual creer que allí, en la Biblia, se discute si Dios existe o no,
si creó el mundo en siete días y que por lo tanto se polemiza sobre la evolución proclamada por Darwin;
que en sus páginas se promueven los milagros que no le hacen caso a las leyes del universo
o se proclaman enredadas doctrinas como la de la Trinidad.

No.
No hay tal cosa.
Hay una historia.
Está la del pueblo de Israel iniciada en el legendario Abraham.
La liberación de la esclavitud en Egipto.
El caminar por el desierto.
La apropiación de una tierra donde se concreta Israel como pueblo.
Luego, su devenir histórico.
Un extraordinario libro poético: los Salmos.
Apreciaciones de la sabiduría, como Proverbios y Eclesiastés.
Interpretaciones del andar histórico de Israel en los libros de los profetas,
que son una especie de analistas políticos y no adivinos del futuro.

Claro, en todo ese contar historias, se habla,
se repite una y otra vez,
cómo Dios acompaña a ese pueblo.
Más,
cómo Dios se introduce en esa historia por medio de los hombres y de las mujeres, porque Dios es un atento escucha de los clamores humanos
y un activo participante en esa historia.

Luego viene la aparición de Jesús.
Si, ya sabemos que se pronunciaron muchas palabras y llenado muchas páginas para demostrar o no la forma que nació.
Discusión que oscurece el significo profundo de que Dios aparece como hombre en la historia de la humanidad.
Se deja de lado el como lo llaman: Emmanuel, Dios con nosotros.

Lo de Jesús es una historia,
una historia que cambia la historia.

No es casual que el calendario histórico de occidente se divida en un Antes y un Después de Cristo.
Es que no se puede leer la historia desde ese hecho, el de Jesucristo, sin tener en cuenta la influencia del cristianismo.
Si,
sabemos y lamentamos la asociación de la Iglesia con el Imperio Romano,
las luchas fratricidas,
las Cruzadas,
la guerra entre católicos romanos y protestantes
luego de la Reforma de Martín Lutero,
lo de Sudáfrica,
el triste rol de la iglesia en América Latina, Caribe y también en otros continentes.

No somos productos del repollo, ni de la cigüeña.
Vivimos en este mundo.
Por eso es que también rescatamos todos los aportes que hizo el cristianismo en la vida de esos dos siglos y la yapa.
Y los que hace hoy, mal que le pese a algunas autoridades eclesiásticas.

No se puede leer la historia sin tener en cuenta la del cristianismo.

Es más,
no se puede pasar de largo la existencia humana
sin enfrentarse con ese desafío de Jesús,
de ser parte de nuestra vida personal,
de introducirse en la vida de cada humano
para construir una historia con sentido.
Con discernimiento.
Con libertad.
Con pasión.

Esa historia de la Biblia
y especialmente la historia de Jesús,
tiene asombrosas conexiones interpretativas con las del Museo de White.
Allí está la cocina a leña, símbolo de la importancia de la comida.
Dominicalmente se degusta sabores de distintas comidas.
El comer, como el rito que nos introduce en la historia humana
que es una red de múltiples puntas.

Recordemos que una de las celebraciones importantes de la iglesia cristiana
es una comida.
Comer el pan y tomar el vino.
Se lo conoce como la Eucaristía,
un término técnico, medio abstracto.
También con una expresión más humana:
la Cena,
o la conmemoración de la Última Cena.

En la Iglesia Metodista la celebramos domingo a domingo
comiendo un trozo de pan y bebiendo la copa de vino.
Los dos elementos están presentes
y comen y beben todos y todas.
Sin exclusión,
porque la historia que representa ese acto es la historia de todos y todas.

Celebramos que en el Museo de White se explaye esa forma de ver la historia
porque la Iglesia Metodista de la calle Belgrano al 300,
en Bahía Blanca
no es una Iglesia museo de cosas antiguas sin sentido,
sino una Iglesia de viviente historia del presente
con recuerdos del complicado pasado para iluminar las complejidades de hoy.

Por eso es que te invitamos
a que Pensemos Juntos la Vida.

Anibal Sicardi
Corrección: Rubén Ash
27 de agosto de 2009

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