jueves, 6 de agosto de 2009

Editorial 12

La decisión fue la clave.

En ese libro maravilloso que es La Biblia,
podemos observar que en la historia del pueblo de Israel
hay muchos relatos apasionantes, con acontecimientos plenos de emoción, dignos de ser tenidos en cuenta.
Uno de ellos, es cuando los judíos se liberan de la esclavitud en Egipto y se lanzan por el camino hacia lo que llamaban:
La Tierra Prometida.
Cuenta el relato, que ya avanzados en el camino,
se quedan sin alimentos.
Comienzan las murmuraciones contra Moisés y Aaron,
los líderes de la liberación.
Luego el reclamo directo.
Protestan y acusan: “¿por qué nos sacaron de Egipto
para traernos hasta aquí a morirnos de hambre?”.
El argumento del reclamo fue:
“Mejor estábamos en Egipto. Allí teníamos para comer”

Interesantísima la forma de reducir el pasado.
Recuerdan el dato de la comida.
Algo seguro que contrasta con la inseguridad del presente.
Lo demás, todo lo que conlleva la esclavitud, desaparece.
No se registra.

Quedan desalojados los pensamientos liberadores y de discernimiento, tales como valorar si convenía soportar
los sufrimientos de la esclavitud a cambio de un plato de comida.
Esa posibilidad, la de pensar ese punto queda detenida.
No surge, porque el problema,- la falta de comida -,
absorbe la totalidad del cuerpo y la mente, incluida la interioridad.
Para solucionarlo, proponen la vuelta a Egipto.
Retornar al pasado de la esclavitud.

En este pasaje bíblico del libro del Éxodo, capítulo 16,
se detalla la forma en que Moisés toma estas críticas.
Primero aclara bien, que no se la tienen que agarrar con ellos, los líderes, porque todos salieron convencidos de que era Dios quien pedía que se fueran de Egipto.
Clarificación imprescindible para poder distinguir el problema y la posible solución.
En segundo lugar, Moisés anuncia al pueblo, que podrán comprobar la gloria de Dios, pues Él les proporcionará comida.

El relato prosigue con el descubrimiento por la tarde de un manto de codornices y luego por la mañana el surgimiento del “Maná”, una especie de buen alimento desconocido hasta ese momento. Uno, el Maná, alimento mañanero. Las codornices, del atardecer.

Se puede discutir si esto fue un acto sobrenatural de Dios o fue producto de la naturaleza, pero no es el propósito enredarnos en tales deliberaciones, sino destacar que:
Cualquiera sea la interpretación, el hecho ocurrió.
Moisés y el pueblo de Israel pudieron hallar los alimentos y favorecerse, porque habían tomado la decisión de seguir adelante.
Si se hubiesen quedado en ese lugar o hubieran vuelto hacia Egipto, no habrían visto ni el Maná, ni las codornices.

El decidir continuar el camino, les abrió esa posibilidad.

Tomar distancia del problema y examinar lo que debía hacerse,
fue el acierto del liderazgo de Moisés.

En este caso Moisés conjugó bien el pasado con el presente,
y oteo el futuro con certeza.
Dios había pedido que se liberaran y se fueran de Egipto
hacia el objetivo de la Tierra Prometida.
Si así lo hacían, Él los cuidaría hasta llegar a ese lugar.
Por lo tanto, lo que cabía era seguir,
con fe en que Dios daría alguna respuesta. Así fue.

La clave, fue la decisión de seguir adelante.

Un hecho similar encontramos en el relato bíblico que cuenta cuando el pueblo de Israel llega a la Tierra Prometida bajo el liderazgo de Josué, quien tomó el mando luego de la muerte de Moisés.
Dios promete que habitarán esa tierra de abundante producción,
y que Él los acompañará, pero es firme en su pedido a Josué,
casi como una exigencia: “Esfuérzate y se valiente”.
Si no hubiera habido decisión por tanto parte de Josué como del pueblo, los hechos no hubieran acontecido.
Optaron por entrar, ser fuertes y valientes, y obtuvieron los resultados que buscaban.
Otra vez la actitud fue el secreto del éxito.

Ambos acontecimientos nos invitan a reflexionar sobre las actitudes engañosas del interior humano.

No esperemos ser favorecidos si nos quedamos aprisionados
por falsas interpretaciones del pasado.
Atados a actitudes esclavizantes.
Sin memoria.
En la pseudo comodidad de una vida a medias.

Hay que decidirse por el cambio.
Aquel que nos permite vivir con plenitud.

Elijamos aprovechar la oportunidad.

Pensemos juntos la vida.+

Anibal Sicardi
Correcciones Rubén Ash
06 de agosto de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario